sábado, 23 de noviembre de 2013

La inclusión sobre ruedas

  
  Las baldosas descolocadas se hundían a un ritmo constante, despidiendo un “toc-toc” incesante. Aplausos a cada movimiento de los corredores, que desbordaban de felicidad cuando cruzaban una de las trampas que planteaba la pista, descontrolaban más el ya enloquecedor ruido del centro platense. Una rampa en condiciones generaba una ovación similar a la efervescencia de los aficionados en las gradas de un campo de fútbol.  Un bocinazo, de un conductor  que pedía que se apresuren los jóvenes que debían bajar de espaldas el cordón de la vereda, contrastaba con las sonrisas de emoción de aquellos que habían nacido en silla de ruedas y ahora tenían a su lado ciudadanos que buscaban concientizar del Rally de todos los días.

  Cada botella o bolsa tirada en el suelo se pegaba en las ruedas, aumentando el nivel de dificultad del recorrido. Cada bocacalle era un desafío para los que se habían montado ese día sobre la silla. Una escuela, un edificio estatal o inclusive una biblioteca, son sólo algunas de las estructuras que se olvidaron de colocar rampas en su entrada, dejando de lados a aquellos que no pueden pisar las escaleras. Una calcomanía le daba color a un auto infractor,  y así lo galardonaba su estampa: “Yo tape un rampa” o “Yo ocupé un estacionamiento medido”.
  Un colectivo se detuvo, pero nadie se subió en él. Un robusto hombre, con buenas intenciones, quiso levantar a quien desde su silla de ruedas había estirado el brazo, pero el conductor siguió camino al ver la muchedumbre de remeras negras. “Cuando vi que ningún colectivo paraba, me quería poner a llorar”, dijo Sandra, participante del Rally del 15 de marzo como voluntaria.
 Un cordón roto, casi hace caer de bruces a una mujer que experimentaba por primera vez la sensación de bajar la vereda de espaldas. Un niño, que la mayor parte de su vida convivió con su silla - incluso ya tiene nombre -, trató de ingresar a un cine céntrico de la capital bonaerense, pero no pudo siquiera acceder a preguntar cuánto estaba el boleto.
  La ONG “Acceso Ya”, junto a autoridades de la facultad de ciencias jurídicas, convocaron a más de cien personas al casco de La Plata para concientizar  a funcionarios municipales para que eliminen las trampas y las barreras estructurales, que en ese momento indignan a ciudadanos sin ninguna discapacidad que se montaron en las sillas de ruedas como voluntarios, pero que representan el Rally cotidiano de muchas personas que deben trasladarse por la ciudad. Además, la ONG buscó con esto, instaurar al 15 de marzo como el Día Nacional de la Accesibilidad, que permita a todos los ciudadanos no sólo tener las mismas posibilidades, sino sentirse propiamente iguales.

Fernando Brovelli

  

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