sábado, 26 de octubre de 2013

Hablando con el corazón

Él es Gastón, un joven oriundo de 21 años de estatura alta y cabello castaño. Nos recibió muy amablemente en la puerta de la Facultad de Informática de La Plata, donde el estudia. El encuentro con él se desarrolló en el bosque, bajo el aire fresco, alrededor del verde y la gente que corría o andaba en “rollers”.
Gastón, oriundo de la ciudad, platense presenta una tartamudez desde los 2 años de vida, algo que no fue un impedimento para que incursione en el mundo universitario. Se lo ve como alguien que no le tuviera miedo a la vida pública, como si al hablar no emitiera pausas. Su mirada refleja la superación de los temores y el deseo de triunfar.
A pesar de esto, no fue ni es fácil para él insertarse en la sociedad facultativa. “El miedo al prejuicio es algo constante. Nunca faltan las risas por mi forma de hablar, pero a pesar de eso la mayoría lo acepta”, algo de tristeza y vulnerabilidad invaden el rostro de nuestro entrevistado al recordar los momentos en los que tiene que sortear su dificultad con quienes no lo incorporan.
Escogió el bosque para la cita porque es su lugar preferido de la ciudad. Allí camina con su perro “Pocho”, un siberiano cachorro, y olvida la desconsideración de esos pocos que lo ven con diferencia e incomprensión. “En este lugar disfruto de pasear con mi perro. Eso, jugar al tenis y a la Play Station son mis pasatiempos más recurrentes, con los que más me divierto”.
Ramiro, compañero de Gastón en la Facultad de Informática, cree que “una vez que entra en confianza con las personas que se encuentra tartamudea muy levemente, ya que se despreocupa por ello. Cuando estoy con él sólo o algún otro habla normalmente. Es sorprendente el cambio de cuando lo tiene que hacer ante un mayor número de gente”.
Su sonrisa casi no se detiene en el correr de la entrevista. Al comienzo tartamudeaba, pero de a poco fue siendo de menor resonancia. Se lo notaba cómodo y animado, muy interiorizado en el proyecto de “Re capacitados”. “Ser tartamudo es algo mucho más serio de lo que parece; me siento parte de Re capacitados”.
Gerónimo es otro amigo que cursa con él en una de las materias de la Licenciatura en Informática. Éste considera que “se necesita de mucho valor y convicción para ingresar a la facultad y concurrir todos los días poseyendo tartamudez. Muchos otros no se animan, y esto no debería ser así; la Universidad es para todos”.
Al finalizar el encuentro con quien da un ejemplo de progreso cada día, nos cuenta que ha realizado infinidad de tratamientos fonoaudiológicos y psicológicos, los cuales en su mayoría no han surtido un gran efecto. Pero más allá de eso ha aprendido a coexistir con su tartamudear y a pensar que “hay discapacidades que influyen directamente en la salud, lo mío es un problema de autoestima, serio pero de autoestima al fin”. Así concluyó la reunión con quien se desahogó y expresó sus sensaciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario